jueves, 29 de septiembre de 2011

Dallas, Texas, Estados Unidos; 20 de agosto de 1992. La mayoría de las personas que lean el nombre de este lugar, pero sobre todo, esa fecha, no entenderán nada. Quizá, lo más probable es, que cuando explique porque significa tanto para mi, seguirán sin comprenderme lo más mínimo. Pero, eso es algo que no me importa, no me importa en absoluto. Aquel día, nació para mi una persona muy importante; Demetria Devonne Lovato Hart más conocida como Demi Lovato.


¿Habéis tenido un ídolo? ¿Uno de verdad? Quien de verdad lo haya tenido, me entenderá. Muchas veces me juzgan, me echan en cara que defienda, que admire y que quiera a una persona a la cual, no conozco. Pero es que... es mucho más que todo eso.


La historia de esta chica, ella, me ha demostrado más que muchísima gente a la que veo cada día. Muchos me repiten una y otra vez; No la he visto en tu vida. No la conoces. No, quizá no, pero ella, me ha demostrado que lo más importante en tu vida, eres tú. Que luchando, puedes conseguir cualquier cosa que te propongas. Me ha demostrado, que se puede salir de un agujero negro, mientras creas en ti. Que puedes salir adelante después de cualquier golpe. Que siempre te puedes levantar después de caer. Nada es imposible, y eso me lo ha enseñado ella. Sin dirigirme ni una sola palabra, me ha enseñado ha ser fuerte, a superar cualquier obstáculo, a no derrumbarme a la primera, a creer en la felicidad. Me ha enseñado a no tener vergüenza de ser uno mismo, y me ha demostrado que no ser perfecto, no es nada malo. 

Muchos no creerán en mis palabras, o pensarán que estoy loca; Pero ella para mi, es un ejemplo a seguir. 

Me gustaría llegar a ser algún día, la mitad de fuerte que es Demi. Me encantaría, poder decir que me parezco a ella, aunque solo sea en el blanco de los ojos, para mi eso, ya sería un placer. Porque a pesar de lo que digan los demás, a pesar de lo que piense la gente; Para mi, Demi Lovato, es la más grande.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Cuando empece a sentir lo que siento por ti, queriendo o sin querer, impuse tu felicidad a la mía. Me aseguré a mi misma, que si tú eras feliz, yo también lo sería. No, quizá no era, ni es, lo más justo... pero, tampoco tengo otra opción. Verás, yo nunca había estado enamorada de nadie, jamás había sentido nada de eso, sin embargo, ahora puedo describir perfectamente, lo que es, lo que se siente, y las consecuencias de "el amor no correspondido". Como he dicho al principio, antepones la felicidad de la otra persona, aunque no sea junto a ti, sino junto a otra. Te alegras por él aunque eso a ti, te duela en lo más profundo del corazón. Escuchas hablar de ella, de sus discusiones, de sus citas, de sus besos... y escuchas una y otra vez esa manera, ese tono de voz que se le pone a él cada vez que habla de ella. ¿Porque? Porque tú solo llegarás a ser eso, la amiga que escucha y comprende. Y más de una vez, desearías estar en su lugar, en el lugar de esa chica que le hace enloquecer, de esa chica que le puede enamorar.


sábado, 24 de septiembre de 2011

No, hoy no voy a escribir sobre ninguna chica enamorada, ni tampoco sobre una escena de amor. Me gustaría hablar de las oportunidades; Las personas, tenemos un grabe problema con eso. Esperamos de los demás más de lo que deberíamos, y ese es el motivo por el cual, nos acaban decepcionando siempre. A mi, al menos, me ha pasado muchas veces. ¿Que ocurre entonces? Nos comemos la cabeza. Le damos vueltas una y otra vez. Nos preguntamos y/o convencemos al fin, de quien ha sido la culpa. Pensamos si la mejor opción es pedir perdón por algo que no es culpa tuya, o quizá te planteas la posibilidad de ser la culpable de todo. Entonces esa persona, la que te ha fallado, te pide una segunda posibilidad. Te promete que no volverá  pasar lo de la última vez, que ha cambiado, o que es una situación completamente distinta. Pero la cosa no acaba ahí, no, no...¡Vuelve a pasar lo mismo! Y encima... ¡Te vuelve a decepcionar la misma persona! ¿Que es lo peor de todo? Que nos vuelve a pedir perdón, y nosotros volvemos a caer de nuevo en el mismo lugar, volvemos a tropezar con la misma piedra. Intentamos pensar que esa persona a cambiado, y ese es el problema. De un día para otro, una persona no se convierte en otra. Igual que esas piedras con las que solemos tropezar por la calle, no cambian de forma. 

viernes, 23 de septiembre de 2011

Es una tarde fría, una tarde de lluvia. No tengo ganas de quedarme en casa. Jamás me había sentido así, tan mal. Me dirijo a la biblioteca municipal, el lugar perfecto para pensar, para estar en silencio. Me siento en la silla de la mesa más apartada, necesito estar sola un rato. En mi mente aparecen las secuencias de la discusión que hacía apenas unas horas, habíamos tenido. Es entonces, cuando todavía me siento peor. Las lagrimas empiezan a acudir a mis ojos, con un suspiro intento retenerlas. Saco una de las muchas libretas, y le arranco una hoja de papel. Cualquier bolígrafo me sirve. Solo quiero desahogarme sin hablar, decir sin que nadie escuche.

Tengo miedo. Todo esto para mi, es un camino totalmente desconocido. Si, claro que quiero seguir adelante, quiero afrontarlo contigo y permanecer a tu lado, pero también necesito tiempo. ¿Para que? Para acostumbrarme a necesitarte, a buscar tu ayuda, a echarte de menos cuando no pasemos una tarde juntos... Necesito acostumbrarme a ansiar tus besos, a querer tus caricias más que cualquier otra cosa, a tenerte ahí para las buenas, y también para las malas. Tengo que acostumbrarme a estar enamorada. Quizá la culpa de todo, haya sido mía. Si así es, la asumo. Pero, para mi no ha cambiado absolutamente nada. Te sigo necesitando igual o más que antes. Supongo que ahora me he dado cuenta de eso y por eso tengo miedo. La idea de que en cualquier momento desaparezcas o te vayas, me destroza. Mi felicidad depende de ti. Tienes el poder de hacerme la chica más feliz del mundo, pero también tienes el poder suficiente como para hacer todo lo contrario. Temo no estar a la altura. Me aterra quererte como lo hago, sin embargo, no puedo evitarlo. 
Miro por un instante cada palabra escrita en esa carta. Tengo las mejillas empapadas, pero me da igual, no me importa. Me maldigo una y otra vez, soy una estúpida, lo sé. Cojo la hoja de papel y la rompo a mil trozos, los agrupo en un montón y los tiro a la basura. Soy demasiado orgullosa como para darte esa carta. Tomo mi chaqueta y salgo de allí. Ya no llueve, sin embargo, hace todavía más frío que antes. Empiezo andar, mi móvil empieza a sonar. Eres tú. Sin pronunciar palabra, contesto a la llamada. Todo mi cuerpo se estremece al escuchar tus palabras- Lo siento mucho, amor- Sonrío- Yo también lo siento, no sabes cuanto...- Se nota un poco más de tranquilidad al otro lado- Te quiero- Me doy cuenta de otra cosa en aquel momento, no importa tener miedo, siempre que lo acabes afrontando. Y yo sé, que contigo, puedo afrontar cualquier cosa.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Esta lloviendo y hace frío. Estoy sentada en el ventanal de mi dormitorio, observando la calle. Las aceras mojadas, el viendo azotando las ramas de los arboles. Llevo el jersey más grueso que tengo, es de un color gris, a conjunto con el tiempo. Mi pelo está recogido en un moño mal echo, y mi cara... mejor no hablemos de ella. Tengo entre las manos, una taza de chocolate caliente. Escucho, de fondo, como la música se mezcla con el sonido del agua al caer. Me da la sensación de que el mundo está vacío, de que solo existo yo. ¿Parezco egoísta? No, no es lo que pensáis, ni mucho menos me considero la persona más importante del mundo, más bien, todo lo contrario. Me siento sola. No hay nadie por la calle, nadie se ha molestado en llamar, y estoy sola en casa. Sin embargo, no me importa. Lo necesito. Necesito poder llorar sin vergüenza, sin tener que dar explicaciones a nadie. No explicar los motivos por los cuales, mi corazón esta roto a pedazos. Intento no culpar a nadie, pero que demonios, tú tienes la culpa. Las lagrimas no dejan de deslizarse por mis mejillas, mientras en mi mente, solo estas tú. Si, te has ido, te has ido para no volver. ¿Hay algún motivo? Quizá me has dejado de querer, te has cansado de mi, o quizá has encontrado a otra mejor. ¿Sabes lo peor? Si, si... Peor de no saber porqué te has ido... Que me has echo sentir como una mierda, la peor persona del mundo... Me has echo pensar, que no he estado a la altura, que no te he querido de la mejor forma, y que la culpa de que todo haya salido mal, de que haya terminado, ha sido culpa mía. ¿No crees que he luchado? ¿Que he luchado por ti como nadie? Pensaba que todo estaba bien entre nosotros, y del día a la mañana, todo cambió. Pero es que encima, lo que más me molesta, es que espero que vuelvas. Sigo manteniendo la esperanza de que vengas a buscarme. ¿Porqué? No lo sé, no te lo mereces, la verdad. Pero, sin embargo, no puedo dejar de quererte. Deseo, con toda mi alma, que te arrepientas, de que te des cuenta de que al igual que yo, tú no puedes vivir sin mi, de que regreses y me digas lo mucho que me has echado de menos, lo mucho que me quieres. Y que me pidas que te perdone. En el fondo, muy en el fondo se que eso nunca ocurrirá, tengo que aceptarlo, pero... Ahora mismo, no me siento capaz.
Es tan fantástico, que me cuesta creer que sea real. Pensarás que estoy loca, y quizá lo esté, pero es que nunca me había sentido así, jamás creí poder sentirme de esta manera. Había oído hablar mucho sobre el amor, lo que es, lo que conlleva... pero nunca lo había palpado. Sin embargo, creo que ha llegado el momento de hacerlo, es mi turno. No diré que estoy tranquila, porque no lo estoy. Tengo miedo, mucho miedo. De golpe, él se ha convertido en una parte esencial de mi vida, de mi. ¿Te lo puedes creer? Ahora mismo, sin él, no podría seguir adelante, no podría afrontar los problemas, me derrumbaría a la primera de cambio. Puedo asegurarte, que nunca me he sentido protegida, pero cuando estoy con él, cuando me abraza, cuando me tiene entre sus brazos, me da la sensación de que nada malo puede ocurrirme, ni a mi, ni al resto del mundo, me siento segura. Cuando me encuentro mal, o cuando algo me da vueltas y vueltas a la cabeza, y no deja de preocuparme, él, con tan solo mirarme ha los ojos, me comprende y hace que me sienta mejor. ¿Me entiendes? Ahora, no solo quiero sus besos, los necesito. Cada vez que sus labios se rozan con los míos, a mi corazón le da un vuelco, es... es como si un volcán explotara, ¿sabes? Y cuando me acaricia, me da la sensación de que soy como una de esas muñecas de porcelana, tan blancas y tan perfectas, pero sobre todo, delicadas. Me hace sentir la mujer más feliz del mundo por tenerle, pero también, me demuestra cada día, que es él quien más afortunado se siente, y todo, por tenerme a mi. No se avergüenza de estar conmigo, desea gritarlo al mundo, y lo hace. Jamás me ha costado decirle lo que siento, y puedo repetirle mil veces que le quiero, porque él, mil veces más me responderá que él me quiere más, aunque quizá eso no sea cierto. Nos definen, como dos gotas de agua, y a veces, si que me siento así, como si fuéramos perfectos el uno para el otro. Creo, que es eso lo que es estar enamorada... y si no es así diré, que de todas formas, me encanta sentirme de esta manera.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Me preguntan a menudo como supero el día a día sin tu compañía. ¿Sabes que? No tengo una respuesta, no sé muy bien que contestar. Podría inventarme miles de excusas, miles de motivos por los cuales, sobrellevo la distancia que nos separa. Puedo explicarles, que lo que siento por ti es más fuerte que los kilómetros, que nos vemos los fines de semana, y que eso me basta… El problema, es que… eso no es del todo cierto. No me conformo solo con verte un par de días, ni tampoco el hablar contigo solo por teléfono. No quiero echarte de menos… quiero, necesito que estés aquí, a mi lado. Cada día… Pero, supongo que el destino, ha hecho que no sea así. Nuestra relación, es una relación difícil, nos toca superar algo que a las demás parejas no les toca, y es esta maldita distancia que hay entre el uno y el otro. Pero, puedo decirte, con toda seguridad, que a pesar de todo, lucharé. Lucharé para que todo esto salga bien. Lucharé contra la distancia, contra cualquier cosa. Lucharé porque te quiero. Y lucharé sobre todo, porque por ti, vale la pena luchar.


Encargo para: Noelia Parra.
Había una vez un joven peculiar, tenía tres amigos, a los cuales, nunca les iba a fallar. Los más guapos del mundo, se hacían llamar. Y así la gente, les empezó a halagar. Se preguntaron si a caso, tenían alguna enfermedad, pues nadie en belleza les podía superar. Muchos chicos, les querían alcanzar, pero ni a la suela del zapato, les podían llegar. Un día con tres chicas, se empezaron a juntar. Y las otras chicas se morían por estar en su lugar. Entre bromas y bromas, cada día, disfrutaban más, y el mejor grupo de amigos, se empezó a formar. Y así, la eternidad les recordará, como los masgua. 


Encargo para: Julian Nuñez.

martes, 13 de septiembre de 2011

Era otoño. Nueva York. Central Park. Era un día de esos, en el que te sientes fuera de lugar, como si no encajaras en ningún sitio. El día había sido largo, duro, pero sobre todo, intenso. Necesitaba desconectar del mundo durante un rato. ¿El mejor lugar para eso? Sin duda alguna, Starbucks. Acompañada de un buen café y disfrutando de un buen libro. Se levantó del banco en el que estaba sentada, había estado observando a la gente pasar, todo el mundo parecía feliz, sin problemas por los cuales preocuparse, sin asuntos que arreglar, sin compromisos. Ella, sin embargo, tenía mil cosas en la mente… ¿Una de ellas? Él. Se adentró al local, dejando que el calor la invadiera, pues fuera, hacía frío. Subió las escaleras y se acomodó en uno de los sillones, después de haber pedido su café. Sacó el libro de su bolso, dejándolo en la mesa. Se quitó la chaqueta, el gorro y los guantes y los dejó a un lado. Si, estaba lista para irse a otro lugar, para abandonar el mundo durante unas horas. Minutos más tarde… apareció. Le sonrió, esa sonrisa tan perfecta, que durante semanas, le quitaba el sueño. Se sentó en la mesa de al lado. Ella lo miró, y se sonrojó instantáneamente, sin poder evitarlo. ¿Cómo un completo desconocido la podía hacer sentir así? No, ya no era ningún desconocido. La mirada de él, iba de su libro a ella, y de ella a su libro. Y la mirada de ella, hacía el mismo recorrido pero con él. En aquel momento apareció el camarero, el cual detuvo el cruce de miradas- Señor, aquí tiene su pastelito- Dijo con una sonrisa gentil. El chico, le miró extrañado- Disculpe, pero… yo no lo he pedido- Se disculpó algo confundido- No, he sido yo. Es… para mi- Ella levantó la mano, captando la atención de ambos chicos. El joven hizo un gesto al camarero para que se retirara, y cogió el pastelito, junto a sus cosas. Se acercó a su mesa y dijo- ¿Puedo sentarme?- Ella con una sonrisa asintió, cerrando el libro y dejándolo a un lado. Él, con cuidado, deslizo por la mesa el plato- Entonces, esto es tuyo- Afirmó. El destino les había unido por fin. Estuvieron hablando durante horas, hablaron un poco de todo, tranquilamente. Decidieron salir a dar un paseo por Central Park. Él la sorprendió, tomándola de la mano. Mientras andaban, cantaban, seguían hablando y se reían. La gente les miraba con interés. Parecía que nada más les importaba, como si el mundo fuera suyo, de ambos. Él la detuvo, mirándola a los ojos, con esa sonrisa que tanto le gustaba- No sé como… quizá no te conozco lo suficiente como para decir esto, pero… Estoy convencido, que eres el amor de mi vida.

lunes, 12 de septiembre de 2011

-Quiero preguntarte una cosa, pero quiero que me respondas con toda sinceridad. No, no voy a juzgarte, no te echaré ninguna charla, ni me enfadaré. Solo quiero saber la verdad. ¿De acuerdo? -Él asintió con la cabeza. Seguro de si mismo. Sin embargo, ella no estaba tan convencida- ¿Me conoces realmente? ¿O solo ves lo que aparento? - Tenia la esperanza de que supiera la respuesta a aquella pregunta. Algo dentro de ella, pretendía que él no fuera como los demás... Su corazón deseaba que no fuera así. La miró los ojos sin pronunciar palabra. Sin decir nada, lo había dicho todo. Ella simplemente asintió, aceptando la derrota poco a poco - De acuerdo... No te preocupes, no pasa nada... Ya... ya nos veremos - Se despidió dando media vuelta. Las lagrimas empezaron a deslizarse por sus mejillas. Se sintió sola, nadie, absolutamente nadie, la conocía verdaderamente. Todo el mundo se había dejado llevar por su imagen, o simplemente, ni se habían fijado en ella. Sino en su apariencia, en su físico. No soportaba más todo aquello. Se detuvo en seco, alguien la había cogido del brazo para pararla. Para frenar sus pasos- Tienes seis sonrisas. La primera, es cuando verdaderamente eres feliz. La segunda, es cuando te sientes incomoda... La tercera, es cuando sonríes por educación. La cuarta, es la que muestras cada vez que estas con tus amigos, cuando te diviertes y cuando disfrutas de su compañía. La quinta, esa es una de mis favoritas, cuando te pones nerviosa, sin saber muy bien que hacer. Y por último, la sonrisa que muestras cada vez que me ves. Esa, es la sonrisa más bonita que he visto en mi vida - Él, era él - También puedo decir sobre ti, que eres una chica a la que le encanta el orden, sin embargo, tu habitación es una leonera. Te encanta leer, pero solo, si la portada del libro te gusta. No te gusta peinarte, pero no hace falta que lo hagas para estar preciosa cada instante. Tus ojos, cambian de color. Si has llorado, se vuelven de un color muy claro. Si el día esta nublado, oscurecen. Y si te da mucho el sol, tus ojos se vuelven de un verde caqui. No te gusta llamar la atención, aunque eres el centro de todo, sin querer. Te gusta el verano, la playa, el campo, el sol, las palmeras... Pero adoras el invierno, el frío, la nieve, los abrazos, las chimeneas, y sobre todo... el chocolate caliente. Eres alegre y simpática. Ayudas a todo el mundo, y no te importa, lo haces porque eres así. Y también sé, que cada vez que dices "Te quiero" es porque en realidad lo sientes. Quizá esta no sea la respuesta que esperabas, pero es la respuesta que yo, te puedo ofrecer. Si, te conozco. Te conozco más de lo que imaginas. ¿Y sabes lo mejor de todo esto? Lo mejor de todo... es que me encantas- La miró con una sonrisa y la besó.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Mañana, un gran día. 
El comienzo de algo nuevo. Un paso adelante en mis estudios. ¿Es normal que tenga miedo? Quizá si. Puede que no sea para tanto, quien sabe. De todas formas, debo admitir que estoy nerviosa. No sé como irá todo a partir de ahora. Solo hay una cosa que tengo clara: Me esforzaré. Lo daré todo. Lo que pueda y más, y mucho más. Tengo que lograr mis objetivos, y lucharé por ello. Haré todo lo que haga falta para cumplir uno de mis sueños. Ser periodista.  Como he dicho, mañana es un día importante. Volvemos a la rutina, aunque para mí... es una nueva rutina. Allá voy, Bachillerato. ¡Deseadme suerte..!
Últimamente, por un lado o por otro, no dejo de escuchar una frase que me llama mucho la atención; Las amistades son eternas. ¿Sinceramente? Creo, que eso no es del todo cierto. En mi opinión, no puedes afirmar que un amigo/a estará siempre a tu lado. Que sin envidia alguna, se alegrará por tus logros. Que compartirá contigo las derrotas. Que estará a tu lado en lo bueno y en lo malo. Que guardará siempre todos tus secretos. Ni que podréis estar horas y horas juntos/as sin aburriros. En fin, que no puedes asegurar que siempre estaréis unidos, ni que siempre seréis amigos. ¿Sabes porque? Porque la gente cambia, la gente te decepciona y con el tiempo, los amigos se distancian. Queramos o no, esa es la cruda realidad. 

Pero, ¿sabéis que? No siempre es así. Como en todo, siempre hay la excepción. A parte, están esos amigos (a los cuales, se les cuenta con los dedos de una mano, todo debe decirse) con los que si podrás contar siempre que los necesites. Son esas personas, con las que mantienes una amistad a pesar de la distancia que os separe. De los cambios de unos y de otros. A pesar de todo. Son esas personas que no solo forman parte de tu vida, sino también de tu familia. Esos amigos que no solo son amigos. Sino esos amigos que son tus hermanos. Esas personas a las que no les puedes aplicar lo de: No esperes nada de nadie, así no te decepcionarán. Porque ellos, no serán capaces de hacerlo. Porque ellos, jamás te fallarán.

¿Que es el amor? Una pregunta de la cual muchos, no saben la respuesta. Ella lo sabe. Pasea por el parque sin un rumbo definido, preguntándose una y otra vez que es lo que ha echo mal, preguntándose en que ha fallado. No encuentra esa respuesta que tanto necesita, y eso la desgarra por dentro. Estalla, las lagrimas recorren sus mejillas sin poder evitarlo. Tiene el corazón roto, y sabe que tardará en sanarlo. ¿Otra vez? ¿Podrá recuperarse otra vez de tan duro golpe? Sabe que debe hacerlo, pero no se siente capaz. Hace frío, es tarde. Pero, sus pies no se detienen. Todavía no ha perdido la esperanza, quizá él salga a buscarla. Quizá se arrepienta. Quizá la sigue queriendo. ¿La esperanza es lo último que se pierde, no? Se sienta en un banco, el cual, le trae demasiados recuerdos. Si, aquel parque es el parque. Donde le vio por primera vez, donde le conoció, y donde empezó todo. 

¿Porque recuerda todo eso? ¿Quiere hacerse daño? Probablemente, pero no puede evitarlo. No puede evitar pensar que todo ha terminado y que quizá, ella si tenga la culpa. Por no haber luchado. Por no haber actuado como era debido. ¿Y ahora? Lo ha perdido. Pero en ese momento, justo en el instante en el que lo ve todo negro, en el que esta casi segura de que todo su mundo se ha derrumbado... él, aparece. Se acerca a ella corriendo y la abraza. Se disculpa una y otra vez. La besa, demostrándole que todavía la quiere, igual o más que antes. Y su corazón va reconstruyéndose poco a poco. No, ni ella puede vivir sin él. Ni él sin ella.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Te echo de menos. Lo siento, pero no puedo remediarlo. Me tumbo en la cama, intentando descansar después de un largo y duro día, enciendo mi ipod y la primera canción que suena es la canción She's the one, de Robbie Williams, entonces, en mi mente, aparecen las imágenes de aquella primera vez, donde nos conocimos. Un bar, una noche. No era un bar normal y corriente, era de estos en los que suena buena música y en el que reina buen ambiente. Es ahí cuando mi corazón empieza a latir cada vez más fuerte. La siguiente canción es algo más movida, Sum 41, With me. El primer beso, recuerdo que mis piernas temblaban, tenía el corazón a mil por hora, estábamos en mitad de Barcelona, y la canción empezó a sonar de la nada... Nunca he llegado ha saber de donde provenía la música, el caso, es que aquel momento fue increíble. Sigo pasando las canciones, intentando encontrar una que no me recuerde a ti, pero es imposible, cada una de ellas marca un momento en mi vida, en el que tú, formas parte. De golpe, empieza a sonar, Rest of my life, de Bruno Mars. Y las lagrimas empiezan a recorrer mis mejillas sin poder detenerlas, la canción menos indicada, en el momento menos indicado. Dejo que la música suene, al máximo volumen. Quizá lo que quiero es hacerme daño, quien sabe... Tengo la sensación, que si me concentro, podré volver atrás y cambiarlo todo, pero tampoco sé muy bien que es lo que tengo que cambiar, que es lo que he echo mal, cual es el motivo por el que en su momento, te fuiste. Siento una puñalada en el pecho, pensar que todo iba bien... Pensar que has sido la única persona que ha conseguido hacerme sentir de aquella manera, si, contigo había llegado a sentir las mariposas en el estomago, los nervios nada más verte y que cualquier palabra que pronunciabas fuera tan importante para mi. Nadie ha conseguido llenar ese vacío en mi corazón que tú dejaste. Y la canción, sigue sonando, y yo sigo llorando... Recordando aquel verano, aquel campo, donde tú, pusiste esa canción, y dijiste que me la dedicabas, que esa canción sonaría el día de nuestra boda, y que siempre estaríamos juntos, recordando esa canción, la cual, nos representaba a nosotros.
Te has ido, dejándome sola. ¿Sabes como me siento? ¿A caso, te importa? Nunca me había sentido así, nunca pensé que tú, harías que me sintiera de esta manera. Todo era tan bonito... parecía un cuento de hadas, una historia con final feliz, pero esta claro que no era así. De golpe decidiste terminar con lo nuestro, decidiste dejarme, decidiste irte de mi vida... ¿Y ahora? Ya no soy la misma. Estoy vacía y me siento sola. Tu no estas aquí, te has ido llevándotelo todo contigo. ¿Porque? ¿Dejaste de quererme? ¿Encontraste a alguien mejor? ¿Alguien puede quererte más que yo? Se las respuestas a esas preguntas, y no entiendo porque todo ha terminado así. Solo puedo decir una cosa, y es que todo esto: No puede seguir así. Porque yo... no puedo vivir sin ti.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Siempre he querido una descripción de mi misma, de mi personalidad... Pero nadie ha sido capaz de describirme con los pros y con los contras. Objetivamente, nadie. Yo me considero una persona muy exagerada, es más, para mi, el mas mínimo detalle es algo enorme. Soy una persona que no tiene todos los días buenos y tan solo uno malo, mis días empieza siendo malos, y acaban siendo buenos. Soy una persona que para algunas cosas, soy impulsiva, pero para otras soy totalmente lo contrario y le doy mil vueltas al asunto. Soy una persona muy orgullosa, y rencorosa. No soy de esas chicas que van siempre bien peinadas, no me maquillo y no siempre tengo una sonrisa en la cara. Pero, si que puedo decir una cosa, y es que, mis amigos siempre me tienen ahí, por eso me considero una buena amiga. Siempre que puedo ayudar a alguien. lo hago, le doy mi mano. Creo que mis amigos confían en mi por algún motivo, y saben que siempre me podrán contar sus problemas porque estoy dispuesta ha escucharlos, y ha ayudarlos. Saben, que si me tengo que partir la cara por ellos, me la partiré sin pensarlo dos veces. Soy una chica cariñosa, y no me cuesta nada confiar en la gente. Me considero una persona extremadamente rara, y bipolar. Supongo que si yo fuera un lugar, sería Londres. Si fuera una canción, seria She's the one. Y si pudiera elegir ser cualquier otra cosa, elegiría ser una sonrisa.

martes, 6 de septiembre de 2011

No, no pienso rendirme. Por mucho que la esperanza quiera abandonar, por mucho que me caiga, o incluso por todas las cosas que van en mi contra. Jamás dejaré de intentarlo. Es más, lo intentaré las veces que haga falta hasta conseguirlo. Me da igual derrumbarme, yo me levantaré de nuevo. Me da igual hacerme daño, una vez más, me curaré. Repito: Lo intentaré, una y otra vez.

No te puedo decir que cuando decidas volver, aquí estaré. Soy incapaz de prometerte que siempre me tendrás. Y no puedo prometer que siempre te querré. Solo puedo asegurarte una cosa, y es que nunca te olvidaré, jamás olvidaré lo que sentía al estar contigo, ni lo que pasaba por mi mente cada vez que me rozabas. Y te juro, que si cuando regreses, si es que lo haces, y nadie ha sido capaz de hacerme olvidar todo eso, créeme cuando te digo, que estoy dispuesta a vivir-lo de nuevo.
Quiero conseguir sacarte de mi cabeza. Quiero que no consigas derrumbar mi mundo, que no me importen tus palabras de desprecio. Espero llegar a conseguir algún día, que ya no tenga la esperanza de que me quieras. Quiero que mi mundo no gire alrededor tuyo. Quiero saber decirte que no. Y quiero no sentir celos por ti. Quiero no tener que escribir mas cosas de desamor, ni textos, ni frases.... Quiero no escuchar canciones bonitas y que me aparezca tu imagen. No quiero. Pero, lo que más deseo ahora mismo, es aprender a no quererte como lo hago.

No espero que estés encima de mi las 24 horas del día. No hace falta que conozcas a mis padres, ni tampoco a mi familia. No hace falta que me hagas regalos, ni que quedes conmigo todos los días. No hace falta que dejes de estar con tus amigos para estar conmigo. No, no hace falta nada de eso. Me conformo con que me lleves en tu corazón siempre. Me conformo con que me conozcas a mi, que me conozcas de verdad, con mis pros, pero también con mis contras. Me conformo con que me envíes algún que otro sms para hacerme sonreír, y que me menciones alguna vez cuando estés con ellos, con tus amigos. Me conformo con que me dediques al menos un minuto, en tu mente, durante el día. Y que cuando digas que me quieres, sea porque de verdad lo haces. Me conformo solo con eso.
Estamos discutiendo, si, discutimos por una tontería. Sabemos que lo único que hacemos es perder el tiempo, ambos lo sabemos. Sin embargo, nadie da su brazo a torcer, ni tu, ni yo. Somos orgullosos, demasiado orgullosos. De golpe, te quedas mudo, te has dado cuenta de que es una gilipollez, que podríamos estar pasando un momento romántico los dos juntos, pero que estamos allí, discutiendo. Yo no me callo, es más, chillo  decido echarte en cara todos tus errores, aunque sean del pasado. Soy mala y quiero hacerte daño. Miro tus ojos, están fijos en mi, me doy cuenta del dolor que reflejan, te aguanto la mirada, no, no puedo parar de reprocharte cosas, de escupirte-las en la cara. No me callo, quiero, pero no puedo. Soy una persona horrible. Cuando estoy segura de que vas a irte, de que vas a dejarme, de que has tomado la decisión de no perder más el tiempo, te acercas a mi y me callas con un beso, me abrazas y no te separas de mi. Es entonces cuanto me recuerdas el porque y lo mucho que te quiero. Y es así como los dos decidimos estar juntos, permanecer y seguir juntos, aunque sea perdiendo el tiempo, pero los dos juntos.

domingo, 4 de septiembre de 2011

¿Como piensas olvidarle? ¿Recordando su olor? ¿Sus besos? ¿La forma en la que te miraba? ¿De verdad? No voy a decirte que conocerás a alguien que sea tan especial como él, que te acaricie de la misma manera, que pronuncie tu nombre de la misma manera, ni que te trate con la misma dulzura con la que él te trataba. No, nadie le remplazará nunca, y quizá, no quieras nunca a nadie, como le has querido a él. Nadie te mostrará las mismas sonrisas, tendrá los mismos detalles contigo, ni ocupará en tu pensamiento, el mismo lugar que él ha ocupado. Eso no significa que nadie vuelva a ganarse tu corazón, no será de la misma manera. Será distinto, o incluso, mejor. Porque nadie es idéntico a otro, nadie sentirá como otra persona, ni te mirará con los mismos ojos. No te besará con los mismos labios, ni te acariciará con las mismas manos, lo hará con las suyas propias, a su propia manera. También, puedo asegurarte, que esa persona, no te hará sufrir como él lo hizo, ni hará que derrames las mismas lagrimas que por él, has derramado. No romperá tu corazón como él si lo hizo. Porque esa persona, será diferente.

¿Donde están ahora tus promesas? ¿No se suponía que estaríamos juntos siempre? ¿No se suponía que nos íbamos a querer para el resto de nuestras vidas? ¿No me dijiste que cuanto te necesitara, estarías junto a mi? Pues bien, ahora te necesito, necesito que estés conmigo. Que estés cerca de mi. Sin embargo, ¿donde estas? Lo repito una y otra vez. Se lo grito al mundo. El problema es que mi mundo se ha negado a escucharme.
Si, a mi también me hubiera gustado desaparecer en algunos momentos... Ahora, por ejemplo. Me gustaría huir, lejos, lejos de aquí. ¿Pero, sabes que? Incluso a mil kilómetros, los problemas no desaparecerían. Así que te aconsejo que los afrontes, y que cuando lo hayas echo, salgas corriendo para ser feliz.

¡HOLA!
Esa es una palabra que nos cuesta decir. Al menos, si va dirigida a alguien a quien no conocemos. Pues bien, yo me dirijo a todos vosotros, queridos desconocidos: ¡Hola!
¿Sabéis de lo que me he dado cuenta últimamente? Una de las cosas más importantes de esta vida, una de las mejores cosas que puedes hacer al largo de ella, es expresar lo que sientes sin avergonzarte de ello. ¿El problema? Hay mucha gente que no lo hace. A mi me cuesta, mucho. Pero, hay maneras y maneras de expresar lo que pasa por tu cabeza en cada momento, y como te sientes a cada instante. Puedes hacerlo con echos, con palabras... Yo, lo hago con textos. Y he decidido, que es el momento de expresarlo.