jueves, 8 de noviembre de 2012

A veces las palabras sobran. Hablar no sirve de nada, cada sonido pronunciado, el sentido de la explicación en tu cabeza , en voz alta se desvanece. Incluso a veces, una mirada es más que suficiente. Todavía más que cualquier frase, cualquier escrito, o cualquier canción. Si, porque el silencio, también existe. Y a pesar de que no sepamos utilizarlo como es debido, está en nuestras manos. Sin embargo, tenemos que aprender que esta ahí, y que en algunos momentos, el silencio, explica y expresa mucho más de lo que podemos decir con palabras.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Hacía demasiado tiempo que todo había cambiado. Nada era como el verano pasado, parecía que todo hubiera cambiado de lugar. No, no había sido capaz de verlo a tiempo, quizá entonces podría haber solucionado algo. Pero a pesar de la distancia que ahora, de golpe, nos separa. Dejando a un lado, que nos olvidamos cada vez más de los momentos que hemos vivido juntas, y de la comunicación que antes había y ahora ya no hay entre nosotras... Sigo pensando que los que dicen que no hay amistades eternas, se equivocan. Sé exactamente que no es así, que un día aparece una persona en tu vida, se gana tu cariño, tu confianza. Consigue que te tomes la vida con un poco más de humor, y además, en los malos momentos, te acompaña y esta a tu lado. Si, esa persona te demuestra que vale la pena arriesgar, porque la posibilidad de perder, es la misma, que la posibilidad de ganar. Y que hay cosas en la vida, oportunidades e instantes, que no puedes dejar escapar. Que tienes que disfrutar cada segundo como si fuera el último, porque nunca sabes que te puede impedir sonreír al día siguiente. Sin olvidar, que te recuerda cada día, lo que es ser un amigo. Un amigo de verdad. Un amigo, que para ti, es mucho más. Es una parte de tu familia. Una parte de ti mismo.

Si, es verdad que muchas cosas se entrometen entre nosotras. Falta de tiempo, estudios, y nuevas personas que, quieras o no, siempre producen un nuevo cambio en la vida. Sin embargo, y a pesar de ello, puedo asegurar que nuestra amistad, desde el principio, ha sido eterna. Porque ella ha sido, y seguirá siendo, incluso con mil obstáculos de por medio, mi mejor amiga. La persona que me conoce, incluso más que yo misma. La que sabe como hacerme reír, distraerme y olvidar los problemas por un rato. La chica, que hace que hacer cientos de locuras, aunque sea en mitad de la calle, no me parezca vergonzoso. Y aunque le haya mencionado alguna vez, que ya no es así. Que el tiempo ha hecho desaparecer ese sentimiento, ese hecho. Ella es, mi mejor amiga. Ahora, y siempre.

lunes, 5 de noviembre de 2012


Las manos de él, acariciaron sus mejillas con suavidad. Su mirada le pedía que intentara cesar las lagrimas, las cuales no dejaba de derramar. Tenía el corazón a punto de estallar. A punto de romperse en mil pedazos. Siempre había echo lo mismo, siempre se rendía demasiado fácil. Demasiado pronto. No podía permitirlo, no podía dejar que se fuera sin más. Que él desapareciera, que se desvaneciera todo lo que tenían y habían vivido. Pero la puerta estaba abierta, y en aquel momento, nada impedía que todo acabara. 

Se separó de él y le miró directamente a los ojos. Las piernas le temblaban, y sentía un nudo en la garganta desgarrador. Pero no pensaba rendirse, había descartado esa opción.
- Sé que eres libre de hacer con tu vida lo que quieras, que eres capaz de tomar tus propias decisiones. No soy nadie para decirte lo que tienes que hacer y es por eso por lo que he asentido a la idea de que te vayas. A la idea de separar nuestros caminos, a pesar de que yo sin ti, esté perdida. Jamás me imaginé que llegara el momento en el que no tendría otra opción, en el que si no digo lo que pienso, perderé lo más importante. No puedo imaginarme sin tenerte a mi lado, sin poder contar cada día con un abrazo tuyo que me ayude a superarlo todo. Que me haga sentir protegida a pesar de que haya una maldita guerra en la acera de de delante. O de que nos encontremos en el mismísimo infierno. Me da igual que no seas perfecto, me da igual que ronques, que no bajes la taza del váter, que hagas un café espantoso. Porque esos pequeños detalles hacen que te quiera todavía más. Incluso nuestras peleas me encantan, si, porqué seguidas de ellas viene algo mejor. La reconciliación. Tus besos, tus caricias, tu sonrisa, tu mirada. Necesito que sigan aquí  a mi lado. A ti, te necesito a ti. Esto quizá no cambie nada, y puede que sea demasiado tarde, pero no puedo dejar que salgas por esa puerta sin decir ni una palabra. Porque sino me arrepentiré el resto de mi vida, me arrepentiré una y otra vez de haber dejado escapar al amor de mi vida.

(...)