lunes, 29 de septiembre de 2014

Los colores

¿Sabéis? Tenía intención de escribir un increíble texto. Quería redactar como no lo había hecho antes para demostrarme a mi misma que no había perdido “eso”. Cuando empecé con este proyecto, simplemente me imaginaba cosas que jamás sucederían… Me inspiraba con películas, libros, con situaciones en las que todo el mundo, en algún momento de su vida, ha soñado encontrarse. Sin embargo, ya no me sale escribir sobre una chica que se ha enamorado y no sabe cómo actuar ante ese sentimiento de inseguridad que te inunda cuando te encuentras delante de la otra persona, o el dolor que proporciona el miedo a la soledad. ¿Por qué? Porque no soy yo. Y no quiero parecer una egocéntrica. Ni mucho menos pienso escribir acerca de mi persona (nada menos interesante, por favor). Pero me gustaría plasmar el mundo mediante mis ojos, y no unos ajenos. Me he propuesto escribir sobre cualquier cosa que llame mi atención, cualquier opinión, interés, sentimientos, ideas, inquietudes. Quiero ser yo, dejando de fantasear y centrándome en la vida real.


Y por todo lo anterior, quiero hablaros de los colores. Es curioso como plasmamos nuestro estado de ánimo mediante los tonos que elegimos a la hora de vestirnos. Puede ser cierto o no, pero se dice que cuando uno está contento suele ir con tonalidades más vivas: rojos atrevidos, verdes esperanzadores y amarillos resplandecientes (o imposibles de mirar, depende). Aquí os planteo mi duda, ¿Por qué cuando estamos tristes los colores suelen ser el negro y el gris? Y pensaréis, desde hace muchos años, el color negro se ha utilizado para los funerales en los cuales te despides de alguien querido y todo eso, si. Pero… ¿y el gris? ¿Qué tenemos en contra del gris? Vale que es más discreto y todo eso, pero es que ya no solo se trata de los colores en sí… ¡Los colores influyen en nuestros propios sentimientos! No solo en nuestro armario, no. El día está tapado (sinónimo de nubes/tormentas), ya es un día gris, día que no apetece salir, día en el que estas más sensible, etc. ¿¡PORQUE!? A mí me gusta la lluvia, me gusta verla, sentirla, escucharla. Quizá soy yo la rara, pero a mí me relaja.  ¿Y no va de eso la vida? ¿De intentar convertir lo malo, en algo mejor? ¿Por qué dejamos entonces que las etiquetas, ya no sobre las personas y demás, sino de los colores, los días, nos afecten tanto? ¡SALGAMOS A BAILAR BAJO LA LLUVIA! No todo es de color gris… y si lo es, ¿Qué más da?

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