martes, 29 de enero de 2013


La vida es demasiado complicada. Volvamos a ser niños. En aquellas clases de parvularios  donde el único problema que teníamos, era no salirnos de la ralla a la hora de pintar un dibujo. Y al fin y al cabo... Nada pasaba cuando pintábamos fuera. ¿Porque las cosas no pueden ser así ahora? ¿Porque si te equivocas, si te sales de ese contorno, o pintas con el color equivocado se te echan encima un montón de consecuencias? Antes era mucho más fácil sonreír, divertirse. Nada de exámenes  de ecuaciones de tercer o cuarto grado. Corazones rotos, mal de amores. Agarrar tu juguete y nada más. Fuera responsabilidades, hacer la cama. Dormir, cagar y beber, y ya está. Si, la felicidad de un niño simplemente por ver a su madre recogerle al final del día. Valorar esos pequeños detalles, que para nosotros eran un mundo y ahora, prácticamente ignoramos. La ilusión de Papá Noel y los reyes. La ingenuidad. Niños, sin complicaciones. Sin decepciones. Solamente niños.


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